Dicen los sabios viejos del barrio que en el mundo, para que sea mundo, tienen que existir todo tipo de gente. Lo curioso de tal afirmación es que, en la vida real, cada quien escoge sus amistades y sus grupos para compartir. El espacio virtual ha disparado, como norma no escrita, la completa y absoluta anarquía: entro con un nombre falso a cualquier página y no me importa si frente a mí hay un Premio Nóbel, un anciano, un niño o un doctor laureado: el ciber espacio me da la infinita posibilidad de atacar, agredir, ser grosero porque no hay policías, ni leyes que me lleven a juicio. No hay padres censores ni profesores pesados. Esta situación, bochornosa la mayoría de las veces, incluye las poses de locos, envidiosos y una larga cadena de personas aburridas de la vida y sin afecto real que se sienten, de golpe, escuchados y con poder.
Buho21 es una parte de ese universo llamado mundo: es una fracción, en formato pequeño , de dicho mundo. Se pueden encontrar personas afables, con las que jugar y conversar es un bálsamo. También hay gente muy tolerante, caballerosa y amigable. Desgraciadamente, en los últimos tiempos, los entes groseros han tomado la página y en muchas ocasiones a cualquiera se le quitan las ganas de jugar ante el temor de un ataque absurdo, virulento, desproporcionado. Los administradores han tratado de frenar estas actitudes pero, salvo honrosas excepciones, el nivel de los mismos deja mucho que desear: desde faltas de ortografías hasta manifiestas actitudes intolerantes.
No estoy en contra de las leyes y los límites para intentar desaparecer las posiciones negativas porque el hecho de no poner coto conllevaría al total anarquismo. Pero sí creo que, para poder aplicar la ley, tienen que existir, primero, reglas claras y sin ambigüedades y, segundo, personas competentes y con amplio criterio para usarlas. El poder no puede recaer en administradores que se creen dueños del universo porque detentan un ínfimo, absurdo poder. En cualquier sociedad donde las decisiones son tomadas al margen de una Constitución y de los tribunales, se considera que es una colectividad tiránica y censora. Visto desde este punto de vista, Buho se transforma de una apacible página de juegos a un campo de batalla donde la administración se encuentra con las manos atadas: o ponen freno a los groseros, o los dejan desbocados o se convierten en censores.Y cualquiera de las respuestas lleva, invariablemente, más ataques virulentos, en un círculo vicioso que no parece tener fin.
La solución la he dicho en varias ocasiones y la reitero: Buho es una página de entretenimiento, no tiene que tener foros donde la gente, incapaz de ser tolerante, sólo los utilizan para redimir rencillas personales, traumas y mediocridades. Los únicos foros que deben existir son los informativos de la propia página. El resto, deben ser prohibidos.De esta manera, la administración no tiene que estar borrando mensajes ofensivos -contra otros foristas o contra los trabajadores de la página. Y muchos otros comentarios que a nadie le interesan y que sólo responden a una latente necesidad mediocre y/o alucinada de molestar.
¿Qué más se puede hacer? ¿Cómo salvar un espacio que puede ser divertido –y de hecho lo es- del ataque de tantos incompetentes? A mi modo de ver, las reglas tienen que ser más precisas –tanto para usuarios como para administradores- y el proceso de selección de los mismos debe ser más cuidadoso. El registro a la página también debe atenerse a estipulaciones más claras. Y, sobre todo, es necesario publicar cada cambio del código de ética y tener mucho cuidado a la hora de escribirlo: en la actualidad, se contradice o deja lagunas que son aprovechadas tanto por usuarios como por administradores.
¿Recomendaría una página como Buho21? Para jugar, sí, por supuesto. Pero, desgraciadamente, carga en la actualidad con lastres ajenos a los juegos que no la convierten en un lugar agradable. El asunto se ha ido de las manos y para retornar a la tranquilidad se requieren toda una serie de medidas prontas. Nunca se va a estar con todos; jamás, unánimemente, las personas van a estar de acuerdo pero las reglas transparentes para ambos lados –repito- siempre serán un recurso más que límpido a la hora de pedir cuentas por un comportamiento erróneo. Si los administradores que se han ido o los “han ido” son los primeros en atacar a sus compañeros, a la página, al director y cualquiera que entre en sus planes de venganza tardía, ¿qué podemos esperar del resto?
Todavía se puede hacer mucho para regresar a una página diáfana y con gente agradable. Sólo se necesita la voluntad para ello. La pregunta es, ¿realmente se quiere?
http://www.buho21.com
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