QUE EL ÁNGEL DE LA JIRIBILLA LOS ACOMPAÑE.

jueves, 24 de septiembre de 2009

¿ HABRÁN APRENDIDO LA LECCIÓN?

Este video comenzó a circular hoy en los medios de comunicación. Juanes, Miguel Bosé y Olga Tañón se quejan y lloran de las injusticias cometidas contra ellos, que sólo fueron a cantarle al pueblo cubano. Algo menos de una semana en Cuba y tropezaron con lo que los cubanos tienen hace ya cincuenta años. No me voy a regodear en el “Te lo dijeron, Juanes, te lo dijeron”. En su inocencia plagada de buenas intenciones iba el peligro: ni siquiera a ellos se las dejaron pasar. No le permitieron a Olga Tañón cantar las canciones de Celia Cruz. No les importó que los tres cantantes amenazaran con cancelar el concierto por no permitir espectadores sin camisas blancas. No interesó el esfuerzo, el desgaste, el dinero invertido; la crisis emocional de un grupo de extranjeros impotentes ante la intransigencia. A ellos, los que detentan el poder, no les interesa nada: es su verdad, su ley, sus reglas. Si te gusta, bien y si no, te vas de Cuba. Este es el slogan triste que tan bien conocemos. No, no me alegro del dolor y el coraje de los cantantes, más bien me duele que ni siquiera por un elemental gesto de buena voluntad hacia los visitantes los que dictan las reglas hayan cedido. Un cantante de Orisha les da la clave: si no cantamos, ganan “ellos”. Los Innombrables. Los dueños de Cuba. Los extremistas que cumplen órdenes que no se discuten, ya sea golpear a mujeres indefensas o hacerles la vida imposible a un grupo de cantantes que, inocentemente, pensaron que había hacia ellos la misma buena voluntad.
Les enseñaron la lección del autoritarismo en Cuba. ¿La habrán entendido? Pero, sobre todo, ¿valía la pena tanto desgaste emocional cuando el pueblo cubano no reaccionó? ¿Vale la pena llevar un mensaje de Paz y Concordia, de Unidad y Libertad, de unirse y no odiar a una masa indiferente que si mañana es convocada a golpear y odiar lo va a hacer con la misma fuerza con la que cantó y bailó con Juanes? No soy tan inocente como Juanes, Bosé y Olga: sus palabras cayeron en un saco vacío.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

QUÉ ME QUEDA DEL CONCIERTO DE JUANES


Debo reconocer que el concierto de Juanes me asombró en muchos aspectos y en otros sólo cumplió mis expectativas –aunque albergaba esperanzas. Fui de las que dije, en este mismo espacio, que no se atrevería a cantar A Dios le pido, peligrosa potencialmente desde que los Fonomemecos sacaron su parodia. ¿Qué iba a pasar si la Plaza en pleno gritaba el otro estribillo, A Raúl le pido? Pero me equivoqué: no conté con el hecho concreto que muy poca gente en la Isla se había enterado del fenomenal choteo de los cómicos cubanos. Sin embargo, hay detalles sorprendentes.
Me cuentan desde La Habana que, muy temprano en la mañana, ya la gente, masivamente, iba rumbo a la Plaza. Sin presiones del CDR ni listas infames. La gente acudió porque es un hecho inusual un concierto de este tipo en un país donde los grandes actos de masas parece que han pasado al olvido. Todavía recuerdo con nostalgia a cuántos conciertos fui en la escalinata y en la propia Facultad de Artes y Letras. Pero lo del domingo era una oportunidad única para los habaneros de “desconectar” y pasar un día diferente, apolítico y alejado de las consignas que la Plaza representa.
La primera sorpresa fue Olga Tañón y su mensaje. Silvio –cuya música adoro pero a quien no soporto como persona- me dejó, literalmente, con la boca abierta. Hacía muchos, pero muchos años que no cantaba Ojalá, de emblemática letra y simbología muy clara para los cubanos. Ojalá, en la Plaza, en estos momentos…”a tu viejo gobierno de difuntos y flores”. Galleta con guante blanco. Y fue el único nacional que se atrevió a “algo” porque Carlos Varela –otro de mis íconos- no interpretó sus más candentes y conocidas canciones. Igual que en México –donde le pedimos desaforadamente Guillermo Tell y Jalisco Park - prefirió temas de su disco Siete, más elaborados y menos directos. No hubo riesgo en los artistas cubanos, supongo que aleccionados por un futuro muy incierto si se salían de la raya. Y Juan Formell dio la nota discordante y genuflexa que desentonó totalmente en aquel lugar.
Orishas propició una ruptura total de la semántica de la imagen: la “rufa y la verdura” de un grupo de negros, uno sin camisa; los collares de las religiones afrocubanas, el lenguaje agresivo de la calle, los gritos de “soy yoruba”, todos estos elementos increíbles en un sitio de culto revolucionario. Hace diez años atrás, hubiera sido imposible. No me queda claro si fue un acto permisivo para dar cierta imagen de apertura, pero lo cierto es que propiciaron la desacralización de una zona donde sólo primaron, hasta hace muy poco, las consignas revolucionarias y destaparon la realidad del pueblo cubano, que le reza a la Caridad del Cobre mientras le pone flores a Oshún.
El puntillazo lo dio Juanes. Durante todo el concierto se habló de Paz, de olvidar los odios, de tender puentes, de perder el miedo. Ya Juan Pablo II, en ese mismo lugar, conminó a los cubanos a perder el miedo. Pero parece que los cubanos son sordos. Mientras los artistas extranjeros, constantemente, abogaban por los derechos del ser humano, una masa alegre y despreocupada, amorfa e indiferente, les respondía con los puros aplausos y con baile. La gente fue a divertirse, circo sin pan, aunque todos los días, en la calles, aboguen por ese mismo pan que no tienen pero que son incapaces de exigir ni siquiera en el circo.¿ Era el momento de, por lo menos, un grito? ¿ Por qué muchos esperaban tanto una rebelión en la Plaza, ante las cámaras del mundo y propiciado por los esfuerzos casi desesperados de los cantantes extranjeros? Lo que sucedió detrás de bambalinas se supo de antemano: los casi cien detenidos o amenazados de no ir al concierto a “armar” líos. O a posteriori: la golpiza brutal al periodista argentino por llevar una pancarta que exigía libertad. Y, para colmos, la grabación de la discusión de Juanes y su amenaza de retirarse del concierto, harto de las presiones y la vigilancia cubanas.
Juanes y muchos de sus compañeros se la jugaron con ir a Cuba, presionados por grupitos de intolerantes retrógrados que responden a lo peor del pensamiento antediluviano. Pagaron todos los gastos del concierto. Fueron a cantarle al pueblo de Cuba. Lanzaron constantes alusiones desde el escenario. Esto se agradece. Y mucho. Porque los cubanos no se atreven a gritar ni la mitad de las cosas que se dijeron en la Plaza, por miedo -el mismo que el Papa nos dijo que no tuviéramos hace ya once años- a las represalias.
Mi balance del concierto puede ser lapidario. La gente acude a la Plaza obligados por las organizaciones sociales y políticas. Van por mantener un status revolucionario que le permita sobrevivir. El aburrimiento de un domingo igual a otro cualquiera y la curiosidad también los convocan. Yo me quedo con el grito casi agónico de Juanes ante una masa abúlica: POR UNA SOLA FAMILIA CUBANA.

jueves, 10 de septiembre de 2009

REVISTA AEDA EN LÍNEA

Acaba de salir el número dos de la Revista Aeda. A la entrada del blog permanecerá un enlace directo a la misma. Ahora, si quieren ver directamente el nuevo número, sólo deberán entrar a:http://revistaaeda.com/aeda02.html

Al Consejo de Redacción, muchas felicidades por la nueva entrega.

Y aquí un adelanto con su Editorial:

El acto de reunirse y crear una revista siempre lleva implícito la aventura, zozobra y temor por el destino real de un proyecto imaginario. En estos meses hemos visto, complacidos, el apoyo a Aeda, tanto en trabajos enviados como en entradas de lectores. El compromiso con todos crece más desde esta especie de isla virtual en la que forjamos sueños literarios y artísticos.

Han sido meses de trabajo intelectual intenso, presentaciones, premios, aprendizajes. Nuestro Consejo de Redacción se siente feliz de presentarles hoy un número maduro, en el que prevalece la presencia pujante de escritores desconocidos y el apoyo incondicional de algunos ya consagrados. La diversidad de temas y estilos acentúan, una vez más, nuestro compromiso con la libertad de expresión y la responsabilidad de seguir creciendo.

Aeda no nos pertenece sólo a nosotros, los que ponemos en sus manos estas páginas. Casa abierta al Arte, la revista apuesta por los autores y lectores, que son nuestra savia nutricia.

Y a ustedes va dedicado este número dos.

viernes, 4 de septiembre de 2009

A RAÚL LE PIDO

Los Fonomemecos eran muy conocidos en Cuba, un dúo de cómicos que jugaban, con la palabra y el humor, a chotear la realidad del país. Hubo momentos en que ir a una presentación de ellos en cualquier teatro significaba una batalla campal, una proeza sólo equiparable a la de sacar entradas para el Aquelarre –Festival del humor– o, en el mismo tono, lograr saber dónde Pedro Luis Ferrer daría su próximo concierto: todo dependía de la buena suerte, un aviso que se corría como pólvora y largas horas de colas, con broncas y policías incluidos.
Los Fonomemecos ya no viven en Cuba. Pedro Luis canta cada día menos y más vigilado. Los Aquelarres pasaron a la memoria colectiva. Pero hay algo que no se puede –nadie puede eliminar: las canciones de Ferrer y el humor cubano, esa chispa que recorre las calles aun en los momentos más difíciles.
El concierto anunciado por Juanes ha desatado una polémica apasionada a ambos lados del estrecho de la Florida, o lo que es lo mismo decir: en las dos Cubas. Ni defensores ni detractores han ganado la batalla en descalificaciones, quemas, apoyos, negaciones, entrevistas, declaraciones. Pero, de un plumazo, los Fonomemecos le han insuflado al pronosticado concierto una carga de relajo único. De un solo golpe, han eliminado la posibilidad que Juanes cante, en la Plaza de la Revolución – si por fin hacen el concierto– su canción más famosa y, a mi modo de ver, la mejor lograda de su bien pobre repertorio. Porque segura estoy que Cuba –entiéndase gobierno– no va a arriesgarse a que la Plaza en pleno cante “ A Raúl le pido”. Un peligro tan grande no se corre en un país caldeado: o se le prohíbe la canción a Juanes o el concierto no se da.
Sin discusión, sin intercambiar una sola palabra altisonante y de manera contundente, el Arte se ha impuesto. Parodia real, cruel, verdadera, a ritmo pegajoso; canción para el pueblo; llamado a todos los cubanos que pretenden ir a la Plaza. Letra que refleja la realidad y los deseos que la gente no se atreve a proclamar; galleta sin mano a Juanes – no seas ratón, atrévete, el pueblo estará contigo: eso es la canción de los Fonomemecos. El relajo, el choteo y la burla de un pueblo que siempre ha utilizado el humor como su mejor arma.
El primer video pone a Juanes cantando en un concierto con la voz de los Fonomemecos. El segundo es la misma canción con imágenes del Maleconazo, aquella rebelión de Centro Habana en agosto de 1994. De eso les contaré otro día.



martes, 1 de septiembre de 2009

En la FILU, la novela ganadora del Premio Sergio Galindo 2008

Yamilet García Zamora (La Habana, 1965), ganadora del Premio Latinoamericano de Primera Novela Sergio Galindo 2008 convocado por la Universidad Veracruzana (UV), presentará en la Feria del Libro Universitario (FILU) su obra Del otro lado, mi vida el próximo sábado 12 de septiembre a las 14:00 horas en la Galería de la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana (UV).

En opinión de la autora, su novela se inscribe dentro del género negro-policial, uno de los más gustados en su país y con el cual tuvo un primer acercamiento a los 14 años al ganar el concurso Aniversario del Triunfo de la Revolución, del Ministerio del Interior en Cuba.

Al respecto, Yamilet García escribió recientemente: “Debo aclarar que, en esos momentos y durante mucho tiempo, el concurso fue el impulsor de toda la literatura policíaca que se escribía en el país. Cuba, un país de lectores, siente predilección por el género de los robos y asesinatos”.

Para ella, la literatura negra-policíaca es el reflejo más fiel de los problemas sociales que convergen en Latinoamérica; por ello el lector no debe sorprenderse si identifica en el texto hechos que trascienden a la ficción para ubicarse en el terreno de lo real. Del otro lado, mi vida puede considerarse “una fusión de la novela histórica con la policíaca clásica”, fusión que relata una historia de amor y muerte donde un asesino, escudándose en una leyenda del siglo XVIII, es amenaza latente de las trabajadoras sexuales de La Habana de fines del siglo XX.

El castillo del Morro, una de las construcciones más emblemáticas de ese país, es el escenario donde se desarrolla gran parte de la trama escrita por García Zamora. Su faro es vigía y testigo mudo del romance entre María Josefa, una esclava mulata, y Juan Pontón, oficial de la Corona española.

Yamilet García Zamora es licenciada en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de La Habana, maestra en Museos por la Universidad Iberoamericana de México, doctora en Creación Literaria por Casa Lamm y en Teoría Literaria por la Universidad Autónoma Metropolitana.

De sus trabajos publicados destacan Los contextos en Paradiso, Espiral y Sinfonía en 16 menor. Del otro lado, mi vida es su primer trabajo editado fuera de Cuba.
El evento contará con la participación de su compatriota Odette Alonso, quien se ha distinguido como poeta y narradora, y también de la escritora Nina Crangle, editora del libro.

Del otro lado, mi vida, de la colección Ficción de la Editorial de la UV, será presentada en la Galería de la Facultad de Artes Plásticas, ubicada en Belisario Domínguez número 25, a unos pasos de la Casa del Lago UV.