Una nube se cierne sobre la Isla y nos negamos a verla. Escasea el aire como la comida. Se hunde la ética y prima el odio. Un inmenso tsunami nos cerca y pretendemos salvarnos encima de la mentira. Es necesario cazar al futuro a fuerza de amor, no de agresión. No te dejes embaucar. No golpees a tu hermano. Cuba cambiará, hoy o mañana, y estarás marcado por la ignominia. No grites. No pidas paredón. No golpees. No te sumes a la masa acéfala e intolerante que pretende acallar la voz propia a base de miedo. Si quieren aplastar a los que se oponen, que sean valientes y salgan ellos a la calle: los militares, la policía, los tanques. Que sean los responsables del baño de sangre. Tú no. Ese hermano o hermana que aboga por su familia es igual a ti: vive con una libreta, no come carne, no toma leche, no puede viajar. ¿Por qué los persigues? Si les molesta al gobierno, que ellos les apliquen las leyes. Que ellos golpeen. Tú no eres policía. Piensa que tu hijo puede estar mañana en una cárcel. O que tu sobrino puede morir escapando en una balsa. No se puede ser marioneta de nadie y es hora que lo sepas, cubano. No te pido siquiera que te lances a la calle. No te pido que hagas acciones terroristas. Sólo te suplico que pienses que golpear a alguien por no pensar igual es política de las cavernas.
Las fotos de los mítines de repudio están corriendo por Internet. Las fotos de los que golpean y gritan. Un grupo de abogados están decididos a emprender acciones legales contra ellos en el futuro. Si para ti ese futuro está muy lejano y piensas que Cuba jamás va a cambiar –aun contra las leyes de la dialéctica histórica, que han demostrado que si no cambias, pereces; que han demostrado un sistema Socialista que ha sucumbido en todo el mundo-, si crees que nadie te va meter miedo porque eres fuerte y no te importa un mañana de hipotéticos juicios –en un país donde los juicios sumarios y los paredones han sido regla de oro- apelo a tu humanidad. Golpear a un hermano porque piensa diferente es igual que golpear mujeres indefensas, o niños. Es igual a violar. No hagas jamás lo que no te gustaría que te hicieran a ti o tu familia. No cooperes con un gobierno cobarde, que te manda de carne de cañón –como lo hizo en África- y se esconde a vivir bien.
No al PCC: palo, cabilla y cable. No golpeo. No coopero. No me sumo a la barbarie. Quiero leche para mis hijos, no golpes contra mujeres. Quiero comer carne, no gritos de paredón. Quiero viajar, no escupir al que piensa diferente. Quiero vivir, no que mis hijos mueran en una balsa o en una cárcel.
Queremos vivir, hermano. Somos una sola familia cubana. No al odio.
Estas imágenes de las llamadas "brigadas de respuesta rápida", "mítines de repudio" nos denigran como pueblo. Dan asco.
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