QUE EL ÁNGEL DE LA JIRIBILLA LOS ACOMPAÑE.

viernes, 5 de marzo de 2010

CUBA LLORA Y SE DESANGRA



Todos los días me pregunto lo mismo, acuciada por un deber del que no me puedo esconder, ¿qué puedo hacer por Cuba? Y, a continuación, viene la otra pregunta, ¿vale la pena hacer algo por Cuba? Porque, al fin y al cabo, ¿qué es Cuba? ¿esa islita en el Caribe que quiso ser el ejemplo del mundo y hoy va a la deriva? ¿unas cuantas calles de Centro Habana donde, a pesar de la desidia y los derrumbes pervive mi patria chica? ¿unos cuantos amigos que quedan, cada día menos, cada día más tristes los que quedan? Cuba es todo eso y más: una espina en el corazón, una calle en cualquier lugar del mundo que nos evoca un rinconcito de la infancia; una melodía, un rostro olvidado, la tumba de mi abuelo y el futuro de mi ahijado, ese hermoso niño que nació sin culpas y ya carga con el miedo al futuro.

Con creciente asombro y dolor veo la ola de huelgas de hambre que sacuden a la Isla. En un intento desesperado y suicida por hacer algo, un grupo de aguerridos patriotas se lanzan a una lucha desigual. Son acusados de los delitos más atroces por el gobierno cubano; son vilipendiados y el mundo se hace el medio sordo y el medio ciego pero no toma partido. ¿Cuántos muertos más serán necesarios para que el Mundo, así, con mayúsculas, haga caso al llamado de la pequeña isla? Cuba llora y se desangra y pocos le tienden la mano. Si cae Cuba, terminarán los sueños del paraíso en la tierra, la idea de David contra Goliath, el desesperado intento de una mentalidad utópica, disgregada por el universo, que apoya lo que no conoce y lanza loas a los asesinos. Mientras, Cuba llora y se desangra y su propia gente anda extraviada.

En mi último viaje a La Habana, me entretuve en preguntar a la gente común por los blogueros y presos políticos. De diez personas que pregunté, sólo cuatro conocían a Yoani –tres ya no podían leerla desde que censuraron su blog desde Cuba- y sólo una leía a toda la blogósfera cubana. El resto me miraba con cara de sorpresa y hubo dos que no sabían siquiera qué era un blog. Cuando me di a la tarea de explicar lo que intenta hacer la blogósfera las respuestas eran: “Desmaya eso, no estoy pa’ líos”, “Olvídalo, mijita, aquí no se puede hacer nada y yo tengo que buscarme la jama”, “Mamita, yo me voy en una balsa pronto y no me voy a meter en líos por gusto”. De los presos políticos… mejor ni hablar, la gran mayoría repite como autómatas endrogados que son de la mafia de Miami, pagados por el imperio, gusanos. Te viran la espalda y se van a luchar los dólares del imperio.

¿Qué se puede hacer por Cuba? No lo sé. Veo las huelgas en Venezuela y otras partes del mundo y me dan envidia. A veces, me avergüenzo de hablar de mi país, me canso de discusiones para intentar quitar las vendas a los todavía ilusos. Esperar que el gobierno muera parece ser la única esperanza cuando el cerco a la información es cada día más cerrado y la censura más férrea. Cuando nadie sabe de los blogueros, ni de los presos políticos, o lo que pasó en el ISA, o en la UCI. O, si lo saben por radio bemba, queda en el mero chisme del barrio. Y a la mayoría ni le interesa.

Nadie va a pagar por los muertos de Mazorra, cuyas fotos parecen sacadas de un campo de concentración… pero sucedió en La Habana. Nadie va a pagar por la muerte de Boitiel, Zapata, el sacrificio de Fariñas. Nadie va a pagar por los miles de muertos en el mar. Y tantas, tantas otras. Queremos que el mundo presione para que todo termine mientras el grueso de los cubanos o se sientan a ver el espectáculo o se van del país.

Mientras, un pequeño grupo llora y sangra por una isla perdida en el Caribe.

¿Qué podemos hacer por Cuba? Es hora de, al menos, gritar nuestra frustración y desengaño. Gritar hasta quedarnos sin aliento. Y lograr que el mundo grite con nosotros.

FOTOS DE LOS MUERTOS DE MAZORRA: http://www.penultimosdias.com/2010/03/02/los-muertos-de-mazorra/

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