QUE EL ÁNGEL DE LA JIRIBILLA LOS ACOMPAÑE.

lunes, 8 de octubre de 2012

LUCHAR POR ESE DÍA PARA CUBA


Las votaciones  en Venezuela me dejan con sentimientos encontrados: un profundo amargor en la boca y una enorme calidez humana. Respeto, admiración, pleitesía, le brindo hoy al pueblo de Venezuela que supo sobreponerse a la apatía y salir a votar. Veo a los miles de venezolanos que se organizaron en Miami y armaron sus caravanas para trasladarse los cientos de kilómetros que los separaban de las mesas de votación. Vi la alegría, la esperanza  por un futuro mejor. Ante estas historias de abnegación y sacrificio, ante la dignidad de un pueblo que confió  pero no s e durmió y ahora lucha por la democracia como antes lo hizo por un sueño envuelto en palabras bonitas, no queda sino quitarse el sombrero y besar la tierra que da gente tan llena de civismo patriótico.

Chávez acaba de ganar de nuevo pero, a efectos prácticos, perdió  muchos votos y Capriles subió peldaños en esta batalla. Venezuela ha demostrado al mundo que sabe luchar y creer. Y eso me hace sentirme triste porque mi país está lleno de separaciones, odios, rencillas; porque somos incapaces de unirnos para lograr una patria mejor. Los venezolanos en el exilio ejercieron su derecho al voto, demostraron que aman a su país y quieren un mejor futuro para sus hijos. ¿Cuándo, me pregunto, podrán los casi tres millones de cubanos que forman la diáspora, ir a votar en elecciones plurales por un presidente? ¿Cuándo podremos, estemos en el lugar del mundo que estemos,  ir  a NUESTRA embajada –no la embajada de los adeptos a una ideología- y votar sin ser llamados gusanos, apátridas, quedados? Los venezolanos que han salido los últimos años de su país lo han hecho, la gran mayoría, por motivos políticos. Pero ellos pueden votar. Nosotros no.

Sueño con el día glorioso en que yo pueda votar por un presidente en mi país. Un presidente que se  haya batido en un duelo igualitario entre varios candidatos que presentaron sus plataformas. Sueño con una Cuba respetuosa del derecho de todos los cubanos –vivan donde vivan- y con compatriotas que sean capaces de amar a su patria por encima de todo. Sueño con mi primer presidente libre porque, a mis 47 años, ya voté por un presidente mexicano pero jamás lo he hecho por un cubano. Y eso duele como nadie lo puede imaginar.

Si  las elecciones en Venezuela han demostrado que el Socialismo se puede mantener, 14 años después, por la votación popular, entonces, ¿por qué en Cuba no se arriesgan a realizar comicios libres, con candidatos opositores, tal y como acabamos de ver en el país suramericano? ¿Cuál es el miedo? ¿Necedad? ¿Prepotencia?

Sólo nos queda, estemos donde estemos, luchar por ese día para Cuba. Cada uno a su forma. Poniendo un granito de arena en la gran ola que moverá a la Isla de su mutismo.
Y soñar.

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