El
8 de septiembre es un día importante para los cubanos, vivan donde vivan: es el
cumpleaños de la Caridad del Cobre, Cachita, Oshún. No importa si la persona
profesa la religión católica o la afrocubana. No interesa si el rezo proviene
de la Iglesia o de los ocultos sincretismos que invaden a la Isla.
Hay
quienes dicen que los cubanos, sea cual sea su piel, posición social,
ideología, color de ojos o preferencias por uno u otro equipo de béisbol – la otra
pasión cubanísima, junto al dominó- son martianos y adoradores de Cachita. La
Virgen Mambisa ha protagonizado páginas gloriosas de amor, dolor,
desgarramientos, luchas, muertes. A ella se le reza en alta mar, cuando el
hombre es sólo pasto de los elementos. Se le invoca ante el hambre y se le castiga o
premia si cumple los deseos. Golosa, pícara, femenina, coqueta, Cachita forma
parte de la nación cubana: de los que aparentan ignorarla y de los que son sus
fieles y devotos seguidores.
En
el exilio, Cachita toma el significado de la Patria. Ella, aparecida entre las
aguas turbulentas del mar, sola, abandona y a la deriva, es un paradigma para
todos los exiliados que han sentido, alguna vez, lo mismo. Se busca su imagen
entre la nieve, la lluvia, el sol, el
salitre. Se invoca su protección ante males e incomprensiones. Ella,
Cachita, Oshún, es la madre de todos los cubanos.
Este
8 de septiembre fuimos a la Catedral Metropolitana del D.F. Mi pequeña hija nos
acompañaba: iba a ser su primer acto de salutación cumpleañera a la Virgen
Mambisa. Como cada sábado, el Centro estaba atestado pero logramos llegar al
santuario. No era un cumpleaños más: la Patrona de Cuba cumplía su 400 aniversario y hasta en la Isla hubo
celebraciones durante todo el año: un peregrinar que la llevó a los rincones
más remotos del país. Pero cuál no sería mi perplejidad al ver que la capilla
donde la tienen no sólo estaba en reparaciones sino, además, cerrada. Pregunté
si no la iban a sacar; indagué, entre el asombro y la desesperación, pero la
indiferencia de la única trabajadora –en Informaciones- me demostró que estaba
luchando contra lo imposible. Perseguí al único cura que estaba en esos
momentos que se esfumó antes de alcanzarlo y junto a él mi esperanza de rendirle merecido tributo
a la Madre de los cubanos en su onomástico
Dejé
escrita mi frustración, enojo, ira, desconsuelo, pero dudo mucho que haya llegado a los oídos correspondientes.
Considero una falta de respeto sin límites ni excusas que el día en que Cachita
cumplía 400 años la Catedral haya ignorado de forma olímpica el hecho. Al
menos, si la capilla estaba en reparaciones, debieron sacarla a otro sitio de
la iglesia. Pienso que tal indiferencia no debe marcar a la iglesia mexicana porque
están negando el derecho de todos sus seguidores a rendirle homenaje. Si no les
importa lo que ella representa para cientos de miles de cubanos que viven en
México y aportan, día a día, lo mejor de ellos en el crecimiento del país; si
no les interesa en lo absoluto que precisamente este 8 de septiembre cumplía su
cuarto siglo; si les vale que esté dentro de una capilla en reparación, llena
de polvo, sucia, sola y olvidada; si, en fin, la tienen sólo por obligación o
compromiso deberían, en nombre del más elemental sentido de respeto, retirarla
de la Catedral. Es inadmisible lo que sucedió el sábado pasado pero es aún peor
la frialdad con que las autoridades eclesiásticas olvidaron, negaron y
mancillaron la figura de Cachita.
Intentaré
que este texto llegue a ciertos medios. Me encantaría una respuesta de la
Catedral y una disculpa no sólo a sus fanáticos sino, también, a Ella. Y, por
último, si no les interesa en lo absoluto los santos específicos que se veneran
en otros países -y en este caso no es uno más o cualquiera sino la Patrona de Cuba- sería mucho mejor retirarla de la Catedral. ¿Qué dirían en
México si en un país latinoamericano le hicieran el mismo desaire a la
Guadalupe? Seguro que la gritería se iba a oír hasta el Vaticano. Pero para
exigir respeto hay que respetar primero.
Convoco
a todos los interesados: a los seguidores de Cachita, a los cubanos que vivimos
en México y a los que quieran sumarse, sean compatriotas o no- a que
hagamos una colecta para que Cachita tenga, dentro de la Catedral, al lado,
afuera, donde la iglesia de México estime conveniente, un altar digno a su
magisterio. Pido a todos que se comuniquen conmigo. Exhorto a la iglesia a
responder; a todos los que sientan como suya esta causa a unirnos en un reclamo
justo para que el próximo 8 de septiembre
Cachita tenga un hogar digno donde rendirle el tributo que se merece.
Agradecería sus comentarios, divulgación -citando la fuente- y ayuda para este proyecto.
2 comentarios:
herifi32Querida Yamilé, aunque yo soy un cubano raro porque de la Virgen de la Caridad del Cobre sólo llevo conmigo el recuerdo de mis años santiagueros en que nos escapábamos hasta su santuario junto a otros locos escritores muy jóvenes por entonces, debo decirte que a través de periodista mexicanos que conozco he visto una cara muy sucia, muy negra de la iglesia católica y su jerarquía en México: una cara marcada por la pederastía, el tráfico de influencias e incluso el concubinato con el crimen organizado. Digo esto porque si no sienten un verdadero amor cristiano por los suyos y por la limpieza moral de sus hábitos, dudo mucho que le importe un carajo el significado que para los cubanos tiene la Virgen de la Caridad del Cobre. Un abrazo
Mi querido amigo, al menos, que la retiren de la Catedral si no se van a hacer cargo. ¿O cuál es el compromiso de mantenerla en esas pésimas condiciones?
Besos
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