QUE EL ÁNGEL DE LA JIRIBILLA LOS ACOMPAÑE.

viernes, 14 de mayo de 2010

CAMINO A LA ANARQUÍA



Me preocupa muchísimo, en grado más que superlativo, la posición de la RAE (Real Academia Española) en las nuevas disposiciones del Diccionario Panhispánico de dudas. Siempre hemos acudido a los diccionarios en búsqueda de la REGLA, de cómo se debe decir o escribir una palabra. Para eso existen las normativas: para trazar una pauta, un camino. Por eso me resulta altamente absurdo que ante cualquier duda, las respuestas de la Academia sean básicamente balbuceantes y misteriosamente conciliadoras. ¿Se pueden dar el lujo, los que dictan las leyes y las reglas, de ser paternalistas y abarcadores? Creo que ahí radica el grave peligro de lo que está sucediendo hoy en día: la RAE pretende ser aglutinadora pero con una benevolencia que nos hace daño.

No me imagino leyes del tránsito que digan: “Ud. debe doblar en la próxima esquina a la izquierda pero como por uso la mayoría lo hace a la derecha, le dejamos a su conveniencia la decisión” O la ley de un país que rece: “ La basura no se dejará en la entrada de las escuelas pero como la comunidad la deja, le dejamos a su conciencia el paso a seguir” ¿ Se imaginan un mundo donde en vez de preceptos claros y precisos que limiten el mal comportamiento humano existan pautas ambiguas en la sociedad? ¿ A dónde llegaríamos si los Códigos penales empezaran a dictar postulados del tipo siguiente:”Se juzgará con penas de hasta 20 años de privación de libertad a quien trafique con estupefacientes pero como el tráfico es un problema generalizado dejamos a la conveniencia de cada juez la condena a aplicar”.

No, desgraciadamente, no estoy exagerando. Cuando se acude a una consulta con la RAE el objetivo es claro: buscamos la respuesta única, no el complaciente “a su conveniencia”. Esto, en lugar de unir al idioma, lo está destrozando. Una muestra:

licuar(se). ‘Hacer(se) líquida una sustancia sólida o gaseosa’. En el uso culto se acentúa preferentemente como averiguar (→ APÉNDICE 1, n.º 6): «Se licuan los tomates» (Ronald Frutoterapia [Col. 1998]); pero es hoy frecuente, y también válida, su acentuación como actuar (→ APÉNDICE 1, n.º 7): «Todo se licúa» (NHerald [EE. UU.] 15.1.98).

Es decir, el uso culto exige la acentuación como averiguar pero como los que no son cultos lo acentúan como actuar, la RAE prefiere quedar bien con los dos y aceptar ambas acepciones. Y me pregunto, ¿acentuaremos en las universidades el verbo licuar como irregular mientras los que no son “cultos” lo acentuarán como regular? ¿Qué estamos haciendo? En vez de trazar la regla y hacer que la gente estudie y se supere a la norma culta, la RAE está incentivando la desidia y la indiferencia: pobrecitas las masas incultas, no saben qué es un verbo irregular, que lo tilden cómo quieran ¿Qué le decimos a un niño de primaria? ¿Cómo explicamos esta descabellada solución? Pero hay más:

guion1 o guión. ‘Escrito que sirve de guía’ y ‘signo ortográfico’. La doble grafía, con o sin tilde, responde a las dos formas posibles de articular esta palabra: con diptongo (guion [gión]), caso en que es monosílaba y debe escribirse sin tilde; o con hiato (guión [gi - ón]), caso en que es bisílaba y se tilda por ser aguda acabada en -n. La articulación con diptongo es la normal en amplias zonas de Hispanoamérica, especialmente en México y en el área centroamericana; por el contrario, en otros países americanos, como la Argentina, el Ecuador, Colombia y Venezuela, al igual que en España, esta palabra se articula con hiato y resulta, pues, bisílaba. Debido a esta doble articulación, y con el objetivo de preservar la unidad ortográfica, en la última edición de la Ortografía académica (1999) se establece que toda combinación de vocal cerrada átona y abierta tónica se considere diptongo a efectos de acentuación gráfica. Por ello, en guion y otras palabras en la misma situación, como ion, muon, pion, prion, Ruan, Sion y truhan, se da preferencia a la grafía sin tilde, aunque se permite que aquellos hablantes que pronuncien estas voces en dos sílabas puedan seguir tildándolas (→ TILDE2, 1.2).

¡Con el objetivo de preservar la unidad ortográfica! ¿Qué unidad se logra con la ambivalencia? Las unidades –como indica su nombre- se logran con una sola idea, con una NORMA. Me imagino a un profesor en una escuela internacional: “A ver, mijo, ¿de qué país eres? ¿De México? Ah, no, tú tienes que ponerle acento y para ti es diptongo. ¿Y tú? ¿De Venezuela? Tú puedes ponerla sin acento, porque en tu país así se usa” ¿Y los profesores que imparten español a extranjeros? ¿ Qué dirán? " Bueno, dependiendo del país de habla hispana dónde se encuentre, así acentuará la palabra guión"

Puede ser muy cómico si no resultara altamente absurdo y peligroso. ¿Qué esperamos de la RAE? La ley. La regla. Sin límites claros y precisos, el ser humano no crece. Esperamos que nos diga: Licuar, verbo irregular, se usa igual que negociar. Guión – como soy cubana, me corresponde con acento- es diptongo y lleva acento. Lo demás es populismo lingüístico, afán por caerles bien a todos y no ser los malos de la película. Y me da mucha pena decirles, señores académicos, que vamos a la anarquía del español, a su división irremediable y un fin muy triste si no se toman las medidas pertinentes. Y pronto: el asunto no admite demoras. Nuestros alumnos están extraviados en este mar de concesiones.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Yamilet, te felicito por tu artículo que es pura verdad. La apatía, la irresponsabilidad, la inconsciencia, la abulia del ser humano tienen sus raíces en el alma vacía. Así,lo más fácil es formar parte de la bola. La RAE es de la bola.
Lo más difícil es SER porque conlleva decisión, individualidad,responsabilidad, disciplina, frutos del alma fértil.
Tú ya hiciste tu parte a ver si estos señores reaccionan, ojalá.

Helena

Flor Díaz de León F. dijo...

Querida Yamilet:
Amar a la lengua española implica buscar y procurar su buen uso, sabiendo que incluso con los cambios que sufre todo lenguaje, sobre todo en su expresión oral, este no debe convertirse en pasiva víctima de quienes, en muchos casos, se quedan en la superficie torpe de la ignorancia, la indiferencia y la mediocridad. Como en otros ámbitos, tampoco en este podemos caer en un relativismo blanduzco y tembeleque tal, que no nos permita asumir una postura definida y razonada que de cuenta, precisamente, de cómo y por qué nos servimos de la lengua de un modo o de otro.
Sea este mínimo comentario un celebrado aplauso a tu texto.
Un abrazo,
Flor DLFC

Anónimo dijo...

Querida Yamilet. Quiero felicitarte por lo que escribes, en general, y en particular por tu más reciente artículo sobre las concesiones de la RAE. Es muy grave que los alumnos estén perdidos, pero luego, en el plan editorial también es complicadísimo porque puedes quedar con unos como editorial que permite faltas de ortografía y con otros como editorial que no se moderniza. Yo siempre soy drástica y acentúo sólo cuando es adverbio. Sé que no es moderno, ¿pero qué tal que mis lectores piensan que permito faltas de ortografía?
Me gustaría hacerle llegar tu artículo a Felipe Garrido. A ver si la Academia Mexicana aporta alguna solución.
Un beso
Gabi

Pitibuchi dijo...

Gracias, chicas. Alguien tiene que oírnos o nos perderemos. De por sí, con reglas fijas -y uds. lo saben- es un problema hacer que hoy en día se escriba correctamente porque priman la vagancia y la indiferencia. Pero tenemos que seguir luchando.