Por extrañas razones que nunca entendimos, algunos cantantes en Cuba estuvieron prohibidos por tonterías – como es el caso de Roberto Carlos- y a otros nos permitían oírlos sin ningún problema. Gracias a estas leyes aleatorias, Bee Gees, Queen, Kool and the gang y Michael Jackson adornaron mi adolescencia sin tener que escucharlos en las fiestas a volumen bajo y después de medianoche –como sí sucedía con el brasileño acusado de cantar en Viña del Mar poco después del golpe militar a Allende.
El fenómeno Michael alcanzó visos de adoración fanática en mi generación. Jamás olvidaré aquel “ Alexei, ven acá, se me cae la trusa” con el que cubanizábamos la popular canción Shake your body, con el puntillazo de Carlos Otero imitándolo en el programa “Para bailar”. Todos queríamos bailar como el Michael , aquel negro mágico permitido por la censura cubana. No era un capitalista-fascista, como Kiss. Y mientras tirábamos huevos en los mítines repudio de la década de los 80 gritando pin, pom, fuera, abajo la gusanera –gusanera que se iba a los Estados Unidos, a seguir bailando con la música del Michael-, mientras se depuraba ideológicamente toda una generación del hombre nuevo comunista y se admitía en la Universidad sólo a los revolucionarios, los adolescentes cubanos de los ochenta bailábamos, cantábamos e imitábamos al Michael al son de se me cae la trusa.
3 comentarios:
Creo que para todos Yami, al menos para la mayoría de las generaciones la personalidad de Michael Jackson,se convirtío en una especie de mito. Incluso los niños más pequeños saben quien es él. Jackson y La mitología del Moon Walk.
Yo que pertenezco ya a los azares de la generación X, a esa generación que vió nacer a los ídolos del pop, puedo decir que crecí con él. Puedo decir que lo vi en vivo en el Estadio Azteca y que todavía aquí en la casa, dentro de un baul, rola el LP de We are the World. ¿Te acuerdas de ese? Aquel donde Bette Middler, Kenny Loggins, Cindy Lauper y por descontado Jackson le cantaban a los niños de África...Vaya que veinte años de Thriller, de Black and White y de Billy Jean, no son poca cosa...
Pero como bien dijera una compañera de la carrera en su messenger: ¡Ahora sí, que cuiden al niño Dios, porque ahí va Michael Jackson!
yo también pertenezco a esa generación...y también a la que descubre que los idolos son de barro y las miserias se multiplican sobre todo cuando el dinero abcenamente reina y lo intenta tapar todo....besos para vos Piti y para tus seguidores desde estas Tierras del Plata...
Fer, Sandra... chicas, somos de generaciones y países diferentes pero todas oímos al Michael. Lo curioso de todo esto es el fenómeno Cuba, donde la censura no permitía oír canciones en inglés... pero sí al Michael.
Besos
Sandra, nos vemos en julio
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