Hace algunos años escribí este texto para una tarea de la Maestría en Museos. La revista Vivarium, del Arzobispado de La Habana, la dio a conocer en sus páginas, así como en Vórtice, una publicación mexicana que tuvo muy corta vida.
Que el alma busque la luz siguiendo la luz. La luz del ocaso penetra en el interior. Luz mágica, retorno a las tinieblas, el atardecer preludia la sinfonía eterna de la noche. Al centro del templo, la luz amarilla se refleja en el piso, entre los asientos. Reminiscencia de la gran cruz de oro, símbolo resplandeciente de la victoria y la redención, la cruz refuta todas las dudas oscuras, la imago de la noche que galopa también hasta la Iglesia. La silueta amarilla de la cruz es el colofón luminoso de todo un día saturado de claridad in crescendo, que muere, al final, en el símbolo imperecedero de inmortalidad. No es fortuito. No es extraño. Es el principio y el fin, una vez más reunidos en el color del poder ancestral y en su ícono inmortalizado a través de los siglos. Muere el día, la oscuridad se apodera paulatinamente del interior, y entre las sombras difusas sólo se percibe, al centro, reflejada por los últimos rayos del sol que proyecta el vitral de lo alto, la imagen que se difumina, casi fantasmalmente, en el silencio del templo. Un último fogonazo y la iglesia resplandece, con su cetro luminoso, para ir a dormir- un poco a morir- hasta el nacimiento del dios Sol.
Desde el coro hasta la puerta, la irrupción luminosa se difunde sin obstáculos en todo el espacio interior de la iglesia. Amanece. Tímidamente, los rayos coquetean a través de las ventanas con las imágenes detenidas en el tiempo. Dios es luz y la luz devela a sus criaturas santificadas en el matutino baño de divinidad. Luz de la poética litúrgica, El Sagrado Corazón, San Marcos y La Virgen del Carmen, emergen de la oscuridad, paulatinamente. La mañana transcurre en la apertura luminosa del ala izquierda, mientras en la semipenumbra descansa el lateral derecho. Magistral música de coloridos, el alumbramiento es la fiesta secular de la luz, ingenua en sus designios, traviesa en su aventura por el pasillo, recorriendo con sapiencia el camino del altar. Cada paso es el verbo encarnado en Dios, la unificación divina de la ceremonia religiosa y la cohesión luminosa. Los dos dioses convergen al filo del mediodía: el Dios sol y la divina representación terrenal del Ser Supremo se funden en el altar. La poética de la luz se devela en la unión milagrosa entre lo temporal y lo intemporal: luz del frente, luz de lo alto, luz de la izquierda, luz imanente de corazones. El templo resplandece en su clímax de tonalidades blancas y amarillas, en una salutación devota para ennoblecer la luz de Dios. La Iglesia se transforma, definitivamente, en la ilustración de la teología de la luz.
Símbolo de la creación mística, la luz se traslada, con pasos mesurados y un tanto agotados, a la derecha. La Virgen de la Guadalupe, Nuestra Señora del Carmen y San Miguel Arcángel, aguardan, como cada tarde, la caricia del sol. La irradiación divina parece condensarse en rostros, manos, ropajes. Declina la anunciación luminosa y las tonalidades se confunden con los grises y los azules, separándose del centelleo fantástico del mediodía .Dios es luz, la luz glorifica a Dios y la tarde se apodera del recinto, que le rinde pleitesía a la confirmación de lo supremo. Sus divinidades también le han mostrado devoción, en este camino diurno de las sombras a la luz. Todos se funden en la luz, principio y fin, última salutación del templo. Que el alma busque la luz siguiendo la luz.
8 comentarios:
Querida Piti: te mando un beso enorme. Estuve poco conectada porque aquí en la Argentina estamos de vacaciones, yo disfrutando de los últimos días. Espero que nos conectemos pronto. Te mandaré un mail contándote las novedades en mi vida que son muchas. Besos. Te quiere y te recuerdad desde estas Tierras del Plata. Sandra. La Negra
Sandra, qué bueno saber de ti. Te voy a escribir también contándote cosas nuevas.
Un gran beso
Pasaba por aquí, pasaba por aquí. Leo, leo y leo. Abrazo.
Efren, hombre, qué sorpresa. Está al salir mi novela, te aviso sin falta.
No dejes de pasar, pasar.
Un besote
El comentario es mío, Efrén, sólo que le di click a anónimo sin querer. ¿ Ya no entras a la lista de novelpol?
Qué lindo texto, Tami.
Un beso,
Miu
Hola, Miu, me da mucho gusto saber que sigues por estos lares.
Un beso
Desde el blog de Animación a la lectura te llega el premio Mimo.
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¡Felicidades!
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