Un viejo poema -y escrito- de mi época más ferozmente lezamiana, en que la mano del poeta se cernía sobre mi pluma. Era 1993 sobre La Habana.
Kasperl es el eterno dilema del hombre europeo, deseoso de huir de una civilización que lo aplasta y sepulta. Kasperl interroga al Nuevo Mundo- tan viejo como el otro- y busca -quizás sin saberlo- la imagen perpetua de El Dorado.
Kasperl, romántico al fin, cree que la verdad se esconde en un mundo ignoto, en la presencia virgen de una naturaleza por descubrir.
Barbarie vs. Civilización. También la barbarie es poética y salvaje la civilización. Valores que, aún en nuestro mundo, prevalecen.
No somos civilización.
No dejamos de ser barbarie.
Tiendo una mano en lo oscuro
el infinito me abruma
extirpo la palabra pero la libertad es miedo
el mar
una onda un desatino
el estiércol puro de los humanos
la presencia virgen de los ilusos. Soy salvaje. Mi mundo
oro locuaz y apocalíptico
el vero rufián
la literatura
Nada
Quién osa hablar de estirpes
de deseos
el tiempo vence todo gruñido
el amor sembró holocaustos
le naturaleza se burló de él
el Universo tiende sus leyes y caza aciertos
no busques no encuentres.
ESTOY AQUÍ.
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